Como si la alta tasa de violencia contra la mujer fuera insuficiente, Bolivia se ha mostrado, a la luz de los últimos acontecimientos, como un país en el que cualquiera puede ser asesinado de la noche a la mañana. Pasó con los dos policías y el voluntario del Gacip ajusticiados en Porongo, Santa Cruz, y después con un niño de solo seis años que fue asesinado por la pareja de su padre en Llallagua, norte del departamento de Potosí. Se... + Leer noticia completa
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