Max Mendoza, el dirigente universitario que las malas lenguas califican de fósil viviente, acaba de llegar a La Paz. Aparentemente para responder ante la justicia Pero bien sabemos que se trata de un espectáculo para calmar a la opinión pública. El señor ya no sirve al poder, así que el Gobierno y su antiguo partido lo utilizan como chivo expiatorio. Se trata de dar la impresión de que se hace algo para resolver la corrupción en el... + Leer noticia completa
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