“Me he de comer esa tuna aunque me espine la mano”, cantaba el gran Jorge Negrete, por allá por el año 1945, en la película del mismo nombre. Era la época gloriosa del cine Mexicano y punto; ahí lo dejamos y, no porque no haya de qué hablar con referencia al gran charro mexicano, sino porque las tunas, o los “nepales”, que nos tocarán a los bolivianos no tienen nada de ranchera y, al parecer ya comienzan a “espinarnos” como... + Leer noticia completa
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