Si no fuera por un accidente que comprometió su columna vertebral, del cual lleva un par de años recuperándose y que ha sido la inspiración de su nombre de tatuador, quizá Emir no se habría enfocado tanto en el arte de hacer tatuajes. Durante el reposo forzado, pudo profundizar en una relación que inició a sus 16 años con el oficio de marcar la piel, allá cuando el Mandingas le hiciera su primer tatuaje. Emir lo frecuentaba para... + Leer noticia completa
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