Erick Ortega / La Paz La música tiene poderes. A veces despierta la alegría en las personas, en otras ocasiones se convierte en relajante; y a momentos evoca recuerdos. Cuando aún era bebé, José Andrés Navarro Silberstein quedaba casi en trance al oír algunos acordes. Con los años aprendió a deslizar sus dedos por las teclas e intercambiaba las piezas blancas con las negras hasta sacar notas al piano. Hoy es un pianista boliviano... + Leer noticia completa
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