No hace falta ser abogado ni entendido en leyes para darse cuenta que la decisión del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) respecto a la anulada candidatura de Evo Morales a senador no es una decisión jurídica sino una innoble y lambiscona actitud para quedar en bien con el que indudablemente es el hombre más poderoso del país. Sin importarles las consecuencias políticas de su decisión, sin importarles que la Corte Interamericana... + Leer noticia completa
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