Getty Images A quienes lo padecen, los atormenta no estar haciendo las cosas bien. El teólogo del siglo XVI Martín Lutero vivía atormentado por los impulsos de maldecir a Dios y a Jesús, y cuando rezaba, estaba obsesionado con las imágenes del trasero del diablo. San Ignacio, el jesuita portugués del mismo siglo, no podía pisar dos pedazos de paja si formaban una cruz porque sería una falta de respeto a Cristo.Sufrían de escrupulosidad,... + Leer noticia completa
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