El león se enamoró de la sirena y no podía hacerla suya, ni él podía respirar bajo el agua, ni ella podía salir de la misma. Pero el león la amaba tanto y pensó: mis pulmones son más grandes, podré estar yo más tiempo bajo el agua que ella afuera. Y tanto practicó que pasaba varios minutos sin respirar para poder verla. Un día casi murió y al salir del agua se desplomó, y al abrir los ojos ella estaba junto a él, ya no tenía su... + Leer noticia completa
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