Por Adhemar ManjónDon Lucho Mejía dijo por teléfono que prefería que la entrevista no fuera en su casa porque tenía una montonera de perros que no permitirían una buena conversación. Y es así, las mascotas apenas perciben los pasos de alguien a través de las rendijas que deja la puerta hacen una bulla tremenda. Mientras los ladridos continúan aparece don Lucho por el otro ingreso de la casa número 36 de una calle sin nombre, ubicada a... + Leer noticia completa
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