Cuando la cuarentena y el aislamiento social recién habían iniciado, los saludos en la puerta del consultorio se transformaron en un agite con la mano, desde lejos, parecido al que se le hace a un viajero desde el andén de un tren, o la plataforma de una terminal. Un tiempo después apareció el choque de puño cerrado con los lados cruzados, derecha con derecha, con todo el esquema de movimiento de estrecharse la mano, pero que cambiaba... + Leer noticia completa
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