Estos días suelen deparar representaciones mentales de alegría o de felicidad (concepto acaso imaginable). Pero muchos se resignan a tener que soportarlos porque, precisamente en estos días, son invadidos por sentimientos de pena, o de nostalgia y, así, lejos de celebrar, se “deprimen”. Tal vez sientan la indescifrable tristeza del soldadito belga de Por quién doblan las campanas al que Hemingway describe como que: “si se levantaba la... + Leer noticia completa
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