En un país hecho de contradicciones constitutivas e insalvables y, por lo tanto, históricas, los momentos polarizantes no son necesariamente la excepción, sino todo lo contario, la recurrencia. Desde hace casi 200 años, Bolivia es un país dividido. Ora por las herencias coloniales: segregaciones raciales, ora por las fracturas republicanas: desigualdades sociales y divisiones regionales. Entonces, la intensidad de las tensiones vividas hace... + Leer noticia completa
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