Desde su consultorio en la remota villa pesquera holandesa de Urk, el médico de familia Wilco Bloed trata de convencer a los que, invocando a Dios, no quieren vacunarse contra el COVID-19. Solo un tercio de la población se ha inoculado en esta región protestante profundamente conservadora, conocida como el Cinturón Bíblico, que tiene el peor porcentaje de vacunación en Holanda. Pero con las infecciones en auge en todo el país, los... + Leer noticia completa
Notibol es un agregador informático de noticias y no es responsable del contenido de los enlaces a los sitios externos que generan las noticias.
Acerca de Notibol | Contacto | Política de Privacidad | Descargo de Responsabilidad