Brutal, imprevisible y excéntrico, el presidente bielorruso Alexánder Lukashenko no deja de poner a prueba la paciencia de Europa, oscilando en función de sus necesidades entre Occidente y Rusia y explotando su rivalidad para mantenerse en el poder. Si las relaciones entre Bruselas y Minsk ya atravesaban un mal momento, esta semana cayeron a mínimos. El presidente bielorruso incluso amenazó con cerrar un importante gasoducto que lleva a... + Leer noticia completa
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