Elegir entre una muerte lenta o una posible detención es el dilema al que se enfrentan los últimos habitantes del campo de desplazados internos de Rukban, en el desierto del sur de Siria, privados de ayuda humanitaria desde hace dos años. Los cerca de 10.000 desplazados que aún viven en el campo, instalado en 2014 en la frontera entre Jordania y Siria, son los últimos de las cerca de 50.000 personas que vivían allí hace unos años. El... + Leer noticia completa
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