Ricardo Aguilar Agramont ha muerto. No puedo presumir de su amistad, ni siquiera de una incipiente sintonía afectiva. Pese a ello, su prematura desaparición física es una cuestión ineludible de abordar acá. Es lo menos que él podría exigir ahora de quienes lo conocimos. Empecé a quererlo el 4 de julio de 2017. Su hola Rafo en mi chat, encendió aquella llamarada de sorpresa y sospecha, que nos abruma cuando imaginamos la... + Leer noticia completa
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