En La Paz hay una ausencia ensordecedora de memoriales, mojones, monumentos o marcas que recuerden el evento más traumático que vivió la ciudad: el Cerco de Tupaj Katari y Bartolina Sisa en 1781. En los museos municipales solo encontramos un diorama que muestra a Katari atado de pies y manos a cuatro caballos a punto de salir corriendo; y una pintura de Florentino Olivares pintada en 1888. La pintura es prácticamente un mapa de la ciudad en... + Leer noticia completa
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