La polarización está servida. Y, lejos de cuestionarla y rechazarla, estamos buscando exacerbarla con todos los recursos posibles. El tema de estos días ha sido la suerte de Jeanine Añez, expresidenta para algunos, miserable golpista para otros. Por ende, para unos merece la excarcelación ipso facto y para otros la peor y más cruenta condena. ¿Dónde queda el ser humano para ambos lados? La convivencia de una sociedad depende de... + Leer noticia completa
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