Como en la película italiana de Sergio Leone, la política boliviana tiene en el MAS actores que interpretan papeles distintos, como estrategia para prolongarse indefinidamente en el poder. El bueno sería Choquehuanca, con sus discursos de reconciliación y abrazos. El malo es interpretado por Arce Catacora, cuyo caballito de batalla es un golpe inexistente para justificar su incapacidad. Y el feo es Evo Morales, el fantasma que... + Leer noticia completa
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