Para los devotos de San Churrasco, o de Santa Parrilla y Santos Chinchulines, la noticia del aumento de la temperatura global debe sentarles como una deliciosa advocación a los Santos Humos y Santas Humaredas. Para quienes desesperadamente buscan una bocanada de aire puro, el calentamiento global les suena como una patada a medianoche en el estómago, o como pegar a su mamá el Día de la Madre. Para quienes se conforman con la noticia, porque... + Leer noticia completa
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