Los devotos de la Virgen de Urcupiña rebasaron el control de la policía y personal municipal ayer al concluir la misa central. Ansiosos por ingresar al templo y cansados de esperar, irrumpieron olvidando la distancia social, el barbijo y los cuidados para evitar la propagación del coronavirus. “Nosotros venimos con devoción y por costumbre a la misa que sabía ser aquí en la plaza, pero entiendo que por la pandemia no se puede. Mi esposo... + Leer noticia completa
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