No valió la pseudo disculpa de Alberto Fernández por su reunión social en la quinta de Olivos mientras el resto del país estaba encerrado por la estricta cuarentena impuesta por la pandemia. Tampoco que culpara a su pareja, Fabiola Yáñez, por convocar a un brindis, que no debió haberse hecho. Más allá de la polémica, está la posibilidad de enfrentar un juicio político por categórico mal desempeño de la función pública. Varios... + Leer noticia completa
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