Yo meditaba absorto, devanando los hilos del hastío y la tristeza, cuando llegó a mi oído, por la ventana de mi estancia, abierta a una caliente noche de verano, el plañir de una copia soñolienta, quebrada por los trémolos sombríos de las músicas magas de mi tierra. Y era el Amor, como una roja llama ?Nerviosa mano en la vibrante cuerda ponía un largo suspirar de oro que se trocaba en surtidor de estrellas?. Y era la Muerte, al... + Leer noticia completa
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