Tiene 62 años, la voz cansada y un caminar lento, pausado. Vive en un pequeño cuarto que comparte con sus tres nietas, niñas de 12, 11 y 2 años y medio, menores que se aferran a sus manos como la única opción de supervivencia y afecto en esta vida. Su nombre es Carmen Aguilar, vive en la zona Buenos Aires de la sede de Gobierno, y a diario recorre las calles del centro pidiendo limosna para llevar alimento para sus nietas y poder pagar el... + Leer noticia completa
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