La invasión silenciosa e invisible del coronavirus obligó al Estado boliviano (y a los gobiernos de Jeanine Áñez Chávez y Luis Arce Catacora) a disponer una emergencia nacional sanitaria y decretar un conjunto de medidas extraordinarias nunca antes vistas, menos pensadas o planificadas, que pueden incluir la vacuna obligatoria. La cuarentena rígida permitió suspender o restringir derechos fundamentales, como la locomoción, el tránsito... + Leer noticia completa
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