Ana María Íñiguez tiene 50 años, en sus recuerdos vive un día nublado, el viejo aeropuerto Oriel Lea Plaza y esos tres rostros que se colaban por medio de la antigua malla, aquella que por muchos años fue testigo de bienvenidas y despedidas en Tarija. El rostro que más le duele es el de su pequeña Belén de siete años. “Ella no lloraba, estaba inmóvil mirándome fijamente cómo me alejaba, le lanzaba besos y no me respondía”,... + Leer noticia completa
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