No sé explicar las razones, pero algunas personas —aparentemente pacíficas y serenas—, cuando están frente al volante de un vehículo pueden transformarse en irascibles, coléricas e iracundas. Cuando el otro conductor o el de a pie les reclama que están parados sobre un cruce peatonal, estacionados en doble fila, frente a un garaje o se cruzan la luz roja del semáforo, la primera reacción no es una mirada de disculpa o un gesto... + Leer noticia completa
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