Marco Antezana / Resulta contradictorio que en América Latina, un continente que desde los años de la colonia se ha caracterizado por su cultura leguleya, sus habitantes no economicen estratagemas a la hora de institucionalizar la corrupción, y lograr lo que en “justicia” se merecen. La dicotomía queda cristalizada: optar por la venganza o acudir a un sistema judicial lesivo, sin deontología y dependiente del poder económico, es decir,... + Leer noticia completa
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