María Alvarado siente coraje e impotencia cuando camina junto a un inmenso puente que se construye en el humedal de Xochimilco, pulmón e ícono de Ciudad de México. “Sinceramente pasa por mi cabeza que esa obra no va a durar, que no va a aguantar, o será que eso es lo que yo deseo”, dice la mujer de 60 años, integrante de la coordinación de pueblos originarios de Xochimilco, que se opone al proyecto. De unos 1.745 metros de longitud y... + Leer noticia completa
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