Una de las asignaturas pendientes en este mundo es aprender a dejarnos querer. Parece más difícil que saber querer, sin posesión ni pertenencia. Ni impedir que el otro crezca ni obstaculizar su vuelo. Ser como alas de un mismo vuelo, o, con la conocida expresión, aprender a mirar juntos en la misma dirección. – Este cuento está en numerosas tradiciones, dijo el Maestro durante el desayuno de las ricas gachas que Sergei había preparado-.... + Leer noticia completa
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