El ascensor del edificio llega directo al salón del apartamento. El cielo sucio de Lima se deja ver a través de un gran ventanal. Allí espera Keiko Fujimori, de 46 años, vestida con una camisa blanca de gasa, un chaleco acolchado sin mangas y unos vaqueros floreados. La política peruana ha mostrado durante la campaña electoral una de sus grandes fortalezas, la de aglutinar a las élites peruanas, que le dieron todo su apoyo para que... + Leer noticia completa
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