Carlos Lampe sumó ocho atajadas notables. Seis durante la primera parte y las restantes en el complemento. Es un indicador. También un reflejo de lo que sucedió en Cuiabá. Transcurrieron dos tiempos muy distintos. Para decirlo de otro modo: una fracción que pudo derivar en una goleada escandalosa y otra en la que el empate rondó de cerca. Los partidos dejan de ser lineales, previsibles, en la medida que los protagonistas imprimen su sello.... + Leer noticia completa
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