Johany Pérez ha trabajado en un hospital caraqueño desde que tiene 16 años. Hoy, 14 años después, gana un salario de hambre, el mínimo de 2,2 dólares mensuales, en medio de una severa crisis económica que arrasó con el poder adquisitivo en Venezuela. Se niega a renunciar, como muchos trabajadores comprometidos con el Hospital Clínico Universitario de Caracas, uno de los centros más importantes para la formación de médicos en el... + Leer noticia completa
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