El anuncio de la detención del exministro Murillo en el vientre mismo de Estados Unidos fue la explosión de los verdaderos gases lacrimógenos, de esos que nos hacen llorar desde el pecho porque la pena no es el “cochabambino querendón” sino la interrogante sobre todo un sistema gubernamental que representó la esperanza para un pedazo grande de Bolivia. Murillo, sus parientes, sus amigotes cochabambinos, los intermediarios, los sobornos,... + Leer noticia completa
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