Todas las profesiones tienen un olor distintivo y peculiar y la burocracia que, aunque cueste aceptar que es un oficio, no es la excepción. Últimamente he estado frecuentando diversas reparticiones públicas en La Paz y por ello pude constatar que eso que Stefan Zweig llamó “el olor fiscal”, sí existe. Pero obviamente que el olor fiscal de la Viena imperial, poco o nada tiene en común con el nuestro. Nuestra burocracia centralista en la... + Leer noticia completa
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