El autobús inmenso de la empresa Quirquincho, de vidrios oscuros, impenetrable a la vista de curiosos, abandonó el predio de Always Ready con la selección nacional a bordo. No se veía a nadie. Solo una mano apareció por una ventanita cercana al conductor, haciendo el gesto positivo.Los jugadores y el cuerpo técnico siguieron aferrados a su decisión de estar lejos del mundanal ruido y también de la gente, más allá de protocolos de... + Leer noticia completa
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