Aburre que la plaga del Covid-19 tenga a los vejetes como yo entre desánimo y flojera. El otro día caminé para cobrar mi Bono Indignidad, como llamo al subsidio por ser anciano. Debo tener pinta de vivillo, o el empleado chamboneaba nuevos artilugios para reducir, pienso, en procesar la operación. Ni que fuera patea pelotas de millonadas mensuales que no pagan impuestos. Le pregunté si el engorroso trámite se debía a que estaba tocando... + Leer noticia completa
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