La carta dejada por el asesino Roberto Carlos Roque, no sólo es una confesión de un crimen. Es la esencia misma de un feminicida y la de un machista cualquiera que, puede ser, también, un criminal en potencia. Él reivindica dos supuestos valores: la obediencia que le debe una mujer a un hombre y el supuesto amor que le profesa él a ella. Convengamos que ni la obediencia es un valor, ni un feminicida puede sentir amor. La obediencia ha sido... + Leer noticia completa
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