Hasta la persona menos aficionada a la lectura de seguro sabe que para realizar la traducción de un libro de un idioma a otro hay dos requisitos básicos: haber leído el texto y saber a la perfección ambos idiomas, el original en que está escrita la obra y aquel al que se traducirá. Pues bien, la historia de la primera traducción de “El Quijote” al chino rompe con esta norma. En los años veinte, con una China convulsa a medio camino... + Leer noticia completa
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