Para algunos es la personificación del mal, para otros un icono. Diez años después de su muerte, el fundador de Al Qaida, Osama Bin Laden, encarna el sacrificio supremo y sigue siendo una figura casi indiscutible del yihadismo mundial, más allá de sus divisiones. Aunque Estados Unidos tiró el cuerpo del autor de los atentados del 11 de septiembre al mar, para que su sepultura no se convierta en un lugar de peregrinaje, Bin Laden sigue... + Leer noticia completa
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