Sentado junto a la tumba de su mujer, Mushir recuerda cómo tres hospitales de Saná rechazaron tratarla, a pesar de su avanzado embarazo, ante el temor de que fuera portadora del coronavirus puesto que tenía dificultades respiratorias.Belkis, y su bebé aún en el útero, fallecieron en otro hospital de la capital, en manos de los insurgentes hutíes, en un país devastado tras más de seis años de guerra. Dejó a su esposo y a un hijo... + Leer noticia completa
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