Los cines lucen desiertos. Los dueños de las multisalas pierden plata cada semana pero mantienen las funciones como una luz de esperanza. Tres grandes películas han llegado a nuestras pantallas oscuras en medio de la clandestinidad y el miedo. Los y las trabajadoras de los cines están más amables que nunca con los pocos que nos animamos. El aire se renueva cada función pero en la sala estamos los de siempre. He visto tres grandes películas... + Leer noticia completa
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