“Le rezo a mi mamita todos los días para que me cuide, ella era muy buena”, dice con tristeza Yerald de 9 años, un pequeño que perdió a su mamá hace un mes y medio a causa de un cáncer gástrico. No sonríe, su mirada está perdida, aunque intenta esbozar una risa de rato en rato, suspira fuerte y abraza a su hermano menor, Yojan de 5, que en tres días más cumplirá 6 años. Ambos hermanitos se ponen a jugar con Venon, así nombraron... + Leer noticia completa
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