Los ancianos que estos días se ven obligados a madrugar para conseguir la vacuna contra el coronavirus están recibiendo un trato indigno sobre todo en las cajas de salud porque no sólo deben enfrentar el frío inclemente de la noche, la falta de un lugar donde sentarse o el desorden que implica hacer una fila de estas características, sino que al cabo de una larga espera a muchos les dicen que las vacunas no llegaron o que ya se terminaron.... + Leer noticia completa
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