Ella, en Santa Cruz; él, en La Paz. El trabajo y el teléfono fueron los medios divinos para que las almas de María Laura Antelo y Daniel Araníbar se encuentren. Así nació una historia de amor que desafió al tiempo, a la distancia y hasta a la pandemia.Seis meses fueron suficientes para que se animen a caminar al altar, tras una relación que se fortalecía a pesar de los kilómetros y de la cuarentena. Tres meses después estaban rodeados... + Leer noticia completa
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