Al Oso Winnie The Pooh lo regalaron hace menos de medio siglo. Tenía un lindo babero a rayas, rojo con blanco, una panza amarilla y ojos de botón. No sabía cuál sería su destino final, pero estaba contento de llegar a las manos de algún niño. Finalmente para eso había sido creado. Llegó a una nena chiquita que lo abrazó con ternura. Juntos jugaron por los países encantados que ella creaba en su mente. Y recorrieron miles de... + Leer noticia completa
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