En un rincón del Santo Sepulcro, las lágrimas de Ángela Pernecita explican la emoción de esta cristiana, que no logra traducir en palabras lo que siente. Confinada el año pasado por la pandemia, esta filipina, ahora vacunada, recuperó el fervor que se apodera de la ciudad vieja de Jerusalén en Semana Santa. Como ella, cientos de fieles pisaron los adoquines de la ciudad vieja con ocasión del Viernes Santo, que conmemora la crucifixión... + Leer noticia completa
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