Oscar tiene 12 años y acaba de cruzar el Río Grande desde México hasta Texas en un bote conducido por traficantes de personas. Está llorando, tiene miedo y hambre tras un peligroso viaje de un mes desde Guatemala. Vengo solo son sus primeras palabras en Estados Unidos. Yo me vine porque nosotros no teníamos qué comer, cuenta a la AFP este niño delgado y de grandes ojos oscuros tras desembarcar al caer la noche en tierras privadas de este... + Leer noticia completa
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