Calle Duque de Caxias, 158. Sao Paulo. Es madrugada. Con un ariete rompepuertas y fusiles de asalto, tropas de choque intentan entrar por la fuerza en un local cerrado a cal y canto. Dentro, se celebra una fiesta clandestina mientras Brasil vive desbordado por la pandemia del coronavirus. Después de varios intentos, un agente fornido consigue abrir a golpetazos un agujero en la puerta enrollable del negocio por donde entran sus compañeros del... + Leer noticia completa
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