En 1532, en Cajamarca, el cura Valverde mostró a Atahuallpa la Biblia y exclamó “¡Esta es la palabra de Dios!”, en tanto blandía un crucifijo como si fuera una espada. Estaba acompañado de hombres rubios con trabucos y embutidos en armaduras para amedrentar a los indígenas que acompañaban a su Inca. Eran aventureros ibéricos analfabetos, llegados de Europa en busca de riquezas y gloria. A partir de entonces, esta narrativa de... + Leer noticia completa
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